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MIS MAESTROS

Ellos, mi mayor escuela, la que no viene con libros, ni exámenes, sino con lamidas, miradas y pelitos.

Con el tiempo, y practicando con mis animales, empecé a comprender que con ellos la comunicación se hace desde otro lugar muy diferente al que estamos acostumbrados como humanos. Con los animales hablamos desde el corazón más puro y sincero, permitiendo así una conexión de alma a alma.

Viéndolos, estudiándolos y compartiendo con cada uno de ellos, comprendí realmente que cada ser en esta tierra tiene un alma, un espíritu y una razón de estar aquí. Cada uno con sus diferentes personalidades, y cada uno con una medicina muy especifica que me fue enseñando cómo aplicarla en mi proceso de sanación y evolución.

Lupe

Lupe, conocida cariñosamente como Lupita, Luposky, Nani y Nanita, fue mucho más que una simple perra en mi vida; fue un lazo indeleble que nos une hasta hoy en día. Lupe fue mi primera compañera canina, el peludo amigo con el que siempre había soñado, pero mis padres nunca estuvieron de acuerdo. 

Lupe me enseñó a sintonizar con las energías y vibraciones a mi alrededor, y su amor inmenso despertó partes de mi corazón y conciencia que habían estado dormidas durante mucho tiempo.

El día en que le hicimos la eutanasia a Lupe, el regreso a casa fue devastador, pero un misterioso encuentro me tranquilizó. En la sala, un colibrí revoloteaba y se posó en mi mano cuando se la extendí,  permitiéndome llevarlo al jardín. Supe en ese momento que Lupe me estaba diciendo que estaba bien y que yo también debía estarlo. Así, en medio del misterio de la vida, aprendí que hay mucho más allá de lo que nuestros ojos pueden ver.

Michohan Tanka

Michohan Tanka significa Milagro en lengua Lakota. Micho llegó a mi vida de una manera que solo podría describirse como divina. Mientras caminaba con una amiga por la calle de la ciudad donde resido, una diminuta gatita blanca de un mes corrió hacia mí en la acera. Se detuvo en mi zapato y me miró; en ese momento, supe que el universo me envió este verdadero Milagro.

Aunque nunca había tenido gatos debido a discordancias energéticas, con Michohan la conexión fue inmediata y pude experimentar como nuestras frecuencias se sintonizaban.

La conexión con Micho fue un regalo del cosmos, un recordatorio de que los milagros pueden manifestarse en las formas más inesperadas.

Me encantaría compartir en esta página las historias de todos mis queridos animales, pero son tantos que sería muy extenso. Cada uno de ellos ocupa un lugar especial en mi corazón, dejando huellas imborrables y enseñanzas valiosas en mi camino. En estas líneas, quiero honrar su memoria y agradecer por las risas, las travesuras y el amor incondicional que han compartido conmigo. Aunque no pueda relatar cada historia detalladamente, todos ellos son amados profundamente y siempre vivirán en mi corazón.

Rosita

Rosita, una vez amarrada y olvidada en una finca, se convirtió en mi maestra de amor y valentía. Tras rescatarla de una década de negligencia, enfrentamos juntas su batalla contra el cáncer. Su determinación y elección consciente de someterse a la quimioterapia me enseñaron que el deseo de vivir y el amor son capaces de hacer milagros.

Su partida me enseñó a amar y soltar, conectando con lo etéreo y sutil. Rosi y Lupe, mis queridas compañeras, son mis mayores inspiraciones en la exploración de la comunicación entre especies y la sabiduría animal.

Rosi siempre esta presente en mi corazón, guiándome hacia un profundo entendimiento de la conexión entre los seres vivos y recordándome la importancia de tener valor, confianza y gana para hacer lo que queremos ser y hacer. 

Soledad

Era una yegua arisca, desconfiada y dominante, y yo, siendo humana, intentaba conquistarla con mi mente. Nuestro comienzo fue marcado por caídas, golpes, gritos, ira y frustración. Sin embargo, un día, algo comenzó a cambiar de manera gradual y profunda entre nosotros. Nos conectamos de una forma inexplicable, llegando al punto en el que ya no necesitábamos montura ni riendas. Nuestros corazones se entrelazaron en una confianza mutua y absoluta que transformó todo en sagrado. Para mí, esta conexión era mi estado natural, lo único que conocía en ese momento. 

Pero la vida no siempre fluye como deseamos, por difíciles razones  Soledad y yo nos tuvimos que separar. Esto se tradujo en rabia, impotencia, dolor, culpa, desconexión, vacío, desconfianza.

Sin embargo, al reconocer esas heridas y sanarlas, los aprendizajes que llegaron a mí se convirtieron en la base sólida sobre la cual construí la mujer que soy hoy en día. A través de la confrontación de mis emociones, la aceptación de mis cicatrices y el entendimiento de mi propia historia, encontré la fuerza para crecer y evolucionar. Aprendí la importancia de la autenticidad, la resiliencia y la compasión hacia mí misma y hacia los demás. 

Wooden Rocking Horse

Colita

Colita ha sido mi compañera leal desde que llegué a vivir a Ecuador. Sus ojos son pura expresión de amor y gratitud, recordándome constantemente la belleza de brindar a un ser necesitado una segunda oportunidad de vida donde pueda conocer el amor, el cuidado y el respeto por todo su ser.

Coli no solo ha llenado mi vida con amor incondicional, sino que también ha reforzado mi creencia en el poder transformador de dar amor y atención a quienes más lo necesitan. Recordándome como un acto de amor y empatía, puede generar cambios positivos en la vida de otros seres, creando un espacio de cuidado y compasión.​​